No contestan de mala manera; no se enferman y pueden hacer trabajos pesados 24 horas al día los siete días de la semana, sin descansos y requieren reabastecimiento sólo esporádicamente. Por todas esas razones los robots son los trabajadores perfectos. Pero si se falla su sistema de iniciación, las consecuencias puede ser nefastas. “Vi gente literalmente sabotear a los robots directamente desenchufándolos. Tenían miedo de que ellos mismos o sus amigos fuera despedidos”, contó David Bourne, científico del Robotics Institute en la Carnegie Mellon University.
Sin embargo, los actos de destrucción son raros. La posibilidad de que suceda es un saludable recordatorio de lo que podría ocurrir si una fuerza laboral se siente tan amenazada por una tecnología que intenta bloquearla. No obstante, los robots industriales –que son máquinas programadas para realizar una variedad de tareas en forma automática– aumentaron la productividad de las plantas automotrices al aliviar a los empleados de los trabajos más sucios y peligrosos como soldar, pulverizar con pintura o levantar componentes pesados. Ahora una nueva generación de robots que pueden tomar un huevo sin romper otro o detectar un caracol en una hoja de lechuga está asumiendo tareas que antes dependían de la destreza manual y la buena visión.
Bien desplegados, los robots permiten a las empresas crear puestos de trabajo interesantes para los empleados, reducir costos, elevar la producción y evitar que la fabricación se traslade a los mercados laborales baratos. Alemania, por ejemplo, se aferró a más de sus roles de ingeniería que el Reino Unido porque instaló cinco veces más robots por cada 10.000 empleados.
No obstante, ese no es ningún consuelo si un robot se queda con mi puesto de empleo. Un empleador que está recortando su fuerza de trabajo comentó: “Cuando uno tiene personal que trabaja en la planta de producción hace 30 años, es un desafío trasmitirle el mensaje de que los cambios forman parte de la vida”.
Si bien las actitudes ludistas pueden frenar el avance de una compañía, ser el primero en usar una tecnología nueva también puede causar problemas. Si las empresas no pierden de vista lo que compran los pioneros, aseguró el profesor Bourne, logran mantenerse al tanto de las innovaciones sin experimentar los inconvenientes técnicos. “A menudo, los sistemas que adquieren los primeros pioneros son los que no funcionan”, aseguró. “Cuando uno ve que (un competidor) usa una tecnología y los resultados son buenos, no sólo se puede adoptar el mismo tipo de sistema sino que también es posible empezar a perfeccionarlo.”
Las relaciones industriales
Se benefician si el proceso de automatización se introduce paulatinamente, porque de esa manera hay más tiempo para reubicar a los trabajadores desplazados, deshacerse de ellos mediante retiros voluntarios o capacitarlos para que manejen los robots. El cambio a empaque y palletizado robótico permitió a Ginsters, el fabricante de empanadas, duplicar la producción desde su fábrica. El director de producción Richard Bain contó que como introdujo los robots gradualmente durante un período de expansión, logró hacerlo sin tener que despedir personal.
No todas las fuerzas de trabajo tienen la misma suerte. Algunas empresas enfrentan decisiones dolorosas que implican determinar qué empleados manejarán los robots, cuáles de ellos reubicar y cuales dejar ir. Nigel Platt, gerente de ventas y marketing en ABB Robotics en Reino Unido e Irlanda, señaló que su compañía ayuda a sus clientes a abordar la difícil tarea de elegir a los trabajadores que se convertirán en técnicos de los robots. Enseñarle a un soldador a hacerse cargo de la automatización es más fácil que enseñarle a soldar a un ingeniero experto en automatización, contó. “Pero no todos los soldadores quieren o tienen los medios para aprender (robótica)”, agregó.
No se debería subestimar la necesidad de capacitar al personal. En 2004 la automatización del manejo de cajones y pallets de los productos lácteos Jönköping en Suiza permitió a Arla Foods procesar los pedidos con mayor rapidez y precisión. Pero durante los primeros dos meses, los conductores de carretillas elevadoras improvisaron el manejo del flujo de trabajo controlado por los sistemas informáticos, sin darse cuenta de que los robots no operan como los humanos. Eso provocó un caos con los robots, y luego llegaron las quejas de clientes que recibieron sus pedidos tarde y mal ensamblados. “Creímos que habíamos entrenado al personal lo suficiente”, explicó Ola Allvin, gerente técnico. “Pero, como vimos después, teníamos que hacer mucho más”. Cuando se presente nuevamente la oportunidad, Allvin dedicará menos tiempo a las aulas y más horas en la planta misma de producción para probar los robots con sus operadores.
Es importante levantar el ánimo de los trabajadores que operarán los robots. Habiendo visto la desconfianza que genera la disolución de los equipos, Ken Young, profesor de automatización robótica en University of Warwick, considera prioritaria la tarea de entusiasmar a los sobrevivientes. “Si el operador está decidido a que funcione el sistema, funcionará. Pero si está decidido a que no funcione, no funcionará.”
¿Cuál será el futuro de los robots? Algunos robots están empezando a verse más humanos. Para un robot de dos brazos que puede hacer trabajo de ensamble y luego de empaque, el fabricante de robots Yaskawa America Motoman Robotics prefirió imitar la forma humana. “Queremos que la gente vea al robot como una extensión de ellos mismos, no como una máquina”, señaló Erik Nieves, director de tecnología.
Sin embargo, el premio al robot que se parece más a una persona probablemente sea para Robonaut 2 (R2), un modelo con casco que ostenta un torso, brazos y manos humanoides capaces de manipular herramientas fabricadas para las personas. Diseñado por la Nasa y General Motors, el R2 será lanzado hoy al espacio a bordo del transbordador Discovery para ayudar a los astronautas en la Estación Espacial Internacional.
Cuando regrese a Tierra, Marty Linn, el ingeniero jefe de robótica de GM, planea usar a R2 como “plataforma” para probar tecnologías de robots que puedan algún día aliviar a los trabajadores de tareas “ergonómicamente problemáticas” que pueden causarles lesiones físicas.
¿Avanzarán los robots y tomarán el control de la planta de producción? Bourne vislumbra un día en que los robots se encarguen de todo el proceso industrial y dejen para los humanos el diseño. Una meta más inmediata es construir robots lo suficientemente habilidosos como para penetrar en el mercado de ensamblado de productos como iPhones y BlackBerrys.
Por el momento, el fugaz ciclo de vida de los aparatos electrónicos hace que su producción sea una zona mayormente libre de robots. Para cuando está listo el robot, ese modelo ya no se fabrica, explicó Bourne. Lograr que un robot trabaje “codo a codo” con los obreros de la línea de montaje es un gran desafío de ingeniería. Pero conseguir que el personal acepte a los robots como compañeros de trabajo puede llegar a ser igual o más difícil aún.
Consejos para vivir con los robots en el lugar de trabajo.
* No sea un conejillo de Indias. “Lo más tonto que se puede hacer es comprar el último sistema robótico”, dijo David Bourne de Robotics Institute de Carnegie Mellon University. “Hay que esperar al menos a la segunda versión”.
* No subestime a su fuerza de trabajo. “Los soldadores y maquinistas tienen los conocimientos más que suficientes para ser técnicos en robots”, explicó Bourne.
* Haga participar a sus empleados. Audi pide a los obreros de la planta que identifiquen las áreas donde los robots podrían mejorar el desempeño.
* Exprima a sus proveedores.
El personal de los proveedores descubre cómo es trabajar con robots en la práctica, y cómo podrían mejorarse.
* Los robots en los lugares de trabajo tienen apariencia demasiado humana. Es atractivo que tengan unas pocas características antropomorfas. Pero el personal pierde los estribos con los robots que podrían casi pasar por humanos.
Publicado originalmente en Cronista (México)