Científicos de diferentes disciplinas han abordado este problema; astrónomos, astrofísicos, astrobiólogos, geofísicos, geólogos, paleontólogos, químicos, bioquímicos y biólogos moleculares, por mencionar algunos, han intentado buscar evidencias para explicar el origen de la vida. Con motivo del bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, El Colegio Nacional y la Sociedad de Química de México organizaron hace unos días una serie de conferencias sobre el tema “El origen de la vida en la Tierra”. En este evento participaron científicos tanto nacionales como del extranjero. Sin embargo, y de acuerdo con los expertos que expusieron sus ideas, todavía no existe una evidencia contundente que demuestre el inicio de la vida sobre la Tierra.
En 1871 en una de sus numerosas cartas, Charles Darwin reflexionaba sobre la posibilidad que el origen de las especies a partir de un ancestro común, una de las tesis más importantes de su teoría de la evolución, podría extenderse al origen de la vida a través de ciertos elementos químicos. Darwin escribió : “…se pudiera concebir que en una pequeña poza caliente, con todo tipo de sales de amonio y fósforo, luz, calor, electricidad, etcétera... una proteína compuesta ya lista, podría experimentar cambios más complejos”. Esta idea no estaba muy lejos de lo que hoy se sabe sobre el origen de la vida.
Para abordar el tema del origen de la vida, la historia inicia en el momento de la formación de la Tierra que data hace 4 mil 600 millones de años. ¿Cuál sería la evidencia del inicio de la vida? El primer registro fósil descubierto de un ser vivo es el de las bacterias llamadas cianobacterias y que forman los llamados estromatolitos, que son estructuras conformadas por las actividades químico-biológicas de las colonias de microorganismos. Con base en este registro fósil se ha estimado que las cianobacterias poblaron la Tierra hace aproximadamente 3 mil 500 millones de años. A su vez, la actividad de estas bacterias y posiblemente otros microorganismos que desconocemos, jugaron un papel fundamental en cambiar las condiciones de la atmósfera al aumentar las concentraciones de oxígeno. Los paleobiólogos consideran que no va a ser posible el descubrimiento de otros fósiles más antiguos ya que la temperatura y la presión estimadas de la Tierra no lo permitirían. Entonces, el punto donde se originó la vida se encuentra entre los 4 mil 500 y los 3 mil 500 millones de años, o sea mil millones de años.
En este periodo, la Luna y los planetas tuvieron un bombardeo de rocas gigantes como lo describieron Paola D"Alessio y Sandra Ayala en su columna de Astro-labia (La Jornada Michoacán, 23 de marzo de 2009). En relación con el origen de la vida, los astrofísicos han descubierto que la materia interestelar está formada por materiales orgánicos que pudieron jugaron un papel importante en la formación de la vida sobre la Tierra. Al parecer, estos compuestos arribaron a la Tierra a través de la caída de los meteoritos que son parte de los bombardeos antes mencionados. Se han descubierto meteoritos en Australia y en la Antártida cuya composición incluye elementos químicos fundamentales para la creación de las primeras moléculas.
Uno de los meteoritos más estudiados es el llamado “el meteorito de Murchison”. En 1969, este meteorito cayó en el poblado de Murchison que se localiza a 100 kilómetros de Melbourne, Australia. Los meteoritos, en general, provienen de la densa materia interestelar originada durante la formación del sistema solar. Estos meteoritos son de especial interés ya que, además del carbono que es un elemento indispensable en la formación de la vida, contienen trazas de otros elementos como el fierro, silicio, magnesio, calcio, aluminio, azúcares y fosfatos. Pero lo más impactante de esto, y de ahí el motivo del debate, es que se han descubierto más de 50 tipos de aminoácidos, de los cuales sólo algunos se encuentran en la Tierra. Los aminoácidos son los constituyentes esenciales de las proteínas.
Aunque estos compuestos ya se habían detectado en otros meteoritos, en el de Murchison se han encontrado además dos compuestos conocidos como nucleobases y que son las estructuras básicas para la posible construcción de las moléculas de ADN y ARN que pueden almacenar y transmitir información genética.
Sandra Pizzarello, destacada astrobióloga que participó en el seminario organizado por El Colegio de México, señaló que lo mejor del conocimiento sobre el origen de la vida está por descubrirse cuando se analicen en detalle los meteoritos caídos en la Antártida, en donde por las condiciones ambientales, existen menores posibilidades de contaminación biológica. En este sentido, se ha criticado el material encontrado en el meteorito de Murchison por una posible contaminación biológica local.
Sin embargo, a pesar de que ahora se conocen los materiales que constituyen las moléculas propias de los seres vivos, todavía existe un gran abismo, ya que aún falta la evidencia inequívoca de cómo se forma la vida a partir de estos materiales. Se conoce con detalle el proceso de la “evolución química prebiótica”, pues gracias a un “caldo primitivo” se dieron las condiciones físico-químicas para que evolucionaran moléculas orgánicas cada vez más complejas.
El origen de la vida siempre ha generado un falso debate entre ciencia y religión. Digo un falso debate porque no hay nada que debatir. La ciencia en su quehacer cotidiano se plantea preguntas que buscan soluciones que nadie haya encontrado. La religión, por su parte, está basada en las creencias y no tiene una metodología para corroborar, demostrar o refutar sus creencias. Existen y han existido cientos de religiones a lo largo de la historia de la humanidad. En ciencia, todos los días los científicos trabajan para descubrir nuevas leyes del funcionamiento de la naturaleza. Lo más interesante del estudio de la vida es ver cómo cada día se acumulan evidencias que nos muestran cómo la vida se encuentra vinculada con el cosmos, su origen, dinámica y evolución. El origen del universo, el origen de las estrellas, de los planetas, la composición de la materia interestelar están directamente conectados con el origen de la vida y su evolución. Como mencioné al inicio de este texto, estamos hablando de un intervalo de tiempo de millones de años y de millones de seres vivos que han poblado la Tierra desde hace 3 mil 500 millones de años. El ser humano, como un ser vivo más, es parte de esta larga, profunda y maravillosa historia evolutiva. Sin embargo, el origen de la vida sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. Parecería que cada vez estamos más cerca de resolverlo.
*Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco), UNAM
Publicado originalmente en La Jornada (México)