El volcanismo actual del Ecuador se viene desarrollando desde mediados del Terciario, precisamente desde el Oligoceno Tardío hace 26 millones de años, el origen de los eventos volcánicos en esta era se deben a la disrupción de la antigua placa Farallón y el posterior nacimiento de la Placa de Nazca y Cocos, esto provocó una intensa era de reactivación volcánica en todos los Andes ecuatorianos, posteriormente en el Mioceno hace aproximadamente 8 a 6 millones de años hubo una etapa corta de plegamiento tectónico que dio origen a macizos montañosos no volcánicos y a eventos volcánicos esporádicos.
La subducción que se generó entre la Placa de Nazca y la de Sudamericana, generó en el Plioceno y en el Pleistoceno, (periodos pertenecientes al Cuaternario), la aparición y crecimiento de numerosos centros volcánicos, mientras que en el sur de los Andes ecuatorianos desapareció la actividad volcánica, la actividad volcánica desde entonces se desarrolla hasta nuestros días, con la configuración actual.
Las modificaciones que se han registrado por eventos volcánicos han sido desde entonces localizados al norte del país, entre el volcán Sangay al sur y el volcán Chiles al norte, la actividad continúa pocos kilómetros en el sur de Colombia hasta Manizales, y hacia el sur de nuestro país no existe más actividad volcánica sino hasta cerca de Arequipa en el Perú.
Se conoce que en el Cretácico y en el Terciario temprano existieron algunos centros volcánicos, pero fueron esporádicos y quizá de actividad corta. La historia geológica de nuestro país conoce de muchos otros centros en edades más antiguas pero cuyos centros de emisión han sido totalmente sepultados por la actividad actual, erosionados por millones de años de lluvias, glaciares y vientos o deformados por milenaria actividad tectónica.